Perdón por el retraso, ustedes saben... semana santa y la hueva que trae consigo. Continuamos =]
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Al terminar de comer limpié mi boca con las sábanas de la cama -No es muy educado pero no me importa - pensé y acto seguido tomé el celular y el cuchillo del suelo. Debo confesar que ese último objeto me despertó gran curiosidad... era un chuchillo mediano, un poco más grande que una navaja, estaba en una funda de cuero cuyas correas asumí que se colocaban en el muslo. Me la puse en ese modo y tomé una posición erguida, por un momento me sentí la persona más imponente del mundo.
Al cruzar la puerta descubrí que el siguiente cuarto era en realidad un pequeño pasillo con una desgastada alfombra azul, al final se encontraban unas escaleras. Subí aquellos escalones con cautela y cuando llegué hasta arriba lo que encontré ante mis ojos me dejó atónito.
La casa de Julianne era hermosa como su dueña, finamente decorada y con pequeños detalles en cada rincón. Ya fueran figurillas de porcelana o cuadros con excéntricas pinturas el lugar era realmente acogedor, sin embargo había una cualidad del lugar que llamó mi atención mucho más que el resto de los elementos existentes: predominaba el color azul.
Pared, techo, arreglos... el azul era el color mandatorio en esa casa. Me recordaba la mirada de Julianne.
-¿Qué esperas? - un grito desde afuera de la casa, ahora la voz era familiar.
- ¡Ya voy! - contesté y después murmuré - Esta chica es extremadamente rara.
Recorrí rápidamente el resto de la casa hasta que llegué a la puerta principal. Afuera se encontraba Julianne.
-Pensé que íbamos a quedarnos más tiempo, tú sabes... para conocernos- debo admitir que un tono pícaro fue evidente al decir lo anterior.
-Tiempo es algo que tenemos muy limitado. Debemos atraparlo mientras en este momento no está alerta. - Julianne se escuchaba fría y directa.
-¿Cómo se supone que vamos a encontrarlo?
- Su escondite se encuentra a sólo unas cuadras de aquí. ¿Acaso no reconoces el vecindario?
Su pregunta heló mi sangre, no me había percatado que la zona en donde Julianne habitaba era precisamente donde yo vivía hace un par de años. Ciertamente algunos aspectos del lugar habían cambiado, muchas de las personas que yo conocí ya no estaban aquí y sus antiguas casas sufrieron remodelaciones o deterioros... los contrastes eran muy evidentes en algunos casos.
-¿Hace cuánto que has estado viviendo aquí?, no te recuerdo.
- Hace exactamente 7 años, ya te habías mudado ¿cierto?
- Pues... sí - la afirmación de Julianne realmente me asustó, ¿cómo podía saber tanto de mí? No quise preguntárselo... así que pensé en otra cosa. ¿Dices que él está sólo a unas cuadras de aquí?
- Exacto y por la expresión que has puesto será mejor adelantarte que lo encontraremos en tu antigua casa.
-¿Qué? ¿Estás bromeando?
- No, lleva ahí casi el mismo tiempo viviendo ahí que yo.
- Eso es imposible, esa casa quedó en ruinas después del incendio. ¿Acaso es un vagabundo?
- Las personas... suelen ser bastante extrañas... - de todos los comentarios de Julianne, ese entró en mi cabeza y estremeció mi cuerpo de un modo inexplicable.
Julianne comenzó a caminar hacia el lado norte de la calle, la cual hasta ese momento noté que se encontraba desolada, la seguí tratando de seguir su paso pero había un escalofrío que me hacía sentir lento e inútil.
Después de recorrer un par de cuadras logramos arribar hasta un terreno cuyo centro dejaba ver lo que en algún momento fue mi casa. Julianne me miró con sus hermosos ojos azules y me dijo - Tranquilo, todo saldrá bien. Estoy contigo-
Ella tomó mi mano, se sentía tan cálida y suave que mi escalofrío desapareció, fue sustituido por una tranquilidad como nunca antes sentí. Nos dirigimos hacia la parte trasera del terreno, paso a paso sabía que nos adentrábamos en un lugar donde lo desconocido era el principal ingrediente...
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Ya vendrá la última parte... y ¡el título!