A quien corresponda, sí... es tuya.

Hoy hablé de ti una vez más, después de tanto tiempo evitándolo y esperando no  volver a hacerlo. Sin embargo siento que cada vez que comienzo la historia, se me figura diferente... es obvio, han pasado ya varios años y aunque mi memoria aún detalla los días, simplemente la importancia que le daba al relato pasó a segundo plano.

No te preocupes, no fuiste la persona mala del cuento; siempre trato de aclarar que lo que tú y yo vivíamos era producto de nuestras decisiones, por lo cual yo también asumo culpas... todos cometemos errores ¿no?

Debo confesar que de repente en medio de la narración desvío la mirada, vienen a mi mente esos pequeños trocitos de recuerdos que al armarse producirían un suspiro profundo, por eso hablo rápido y concreto; no hay razón para detenerse en trivialidades (las cuales, en su momento, eran lógicamente... mágicas).

Hoy hablé de ti, hable de mí, hablé de nosotros. Lo hice porque era lo que yo quería, nadie me obligó, lo hice porque si algo bueno dejaste en mi vida es esa historia... y de la historia se aprende mucho, no sólo yo sino también la gente que me rodea; directa o indirectamente dejas un rastro de aprendizaje.

Como siempre, es improbable que leas esto... una de tantas cartas pasivas, esperando a ser vista (aunque no importa si lo haces) que sólo sirve para corroborarte que las cosas entre tú y yo han cambiado, pero que a pesar de eso, sabes que la única palabra que te deseo es...GRACIAS.   

De buenas y lógicas acciones

Hola mis queridos lectores y mi estimadísima "Lair", lamento el abandono pero esto de planear las clases y preparar documentación para proyectos no es una buena combinación, termino muerto.

Pero hoy me he dado unos minutos para retomar este espacio y no podía ser en mejor día, obviamente 13; si lo recuerdan, ese número es mi favorito y de algún modo marca mi vida. No es que sea supersticioso o mamadas así por el estilo, simplemente me agrada y ya (demasiadas coincidencias).

Resulta que hoy devolví una cartera cuyo descuidado dueño había olvidado en el camión, yo la encontré el jueves por la noche y no la devolví antes porque la neta no tuve tiempo... aunque la conciencia me punzaba; finalmente en un pequeño espacio en mi ocupada agenda (que mamón se ve eso) pude llegar a la dirección que marcaba la credencial de elector del susodicho.

No estaba en casa.

Después de verificar el domicilio, dejé mi tarjeta y un recado con el vigilante para que avisara y ya pudieran llamarme cuando el tipo regresara.

Un rato después yo estaba ya en mi hogar cuando sonó mi celular, supuse que era el dueño y después de unos minutos de conversación acordamos la entrega de la desolada cartera (sí, tenía una expresión triste).

Cuando le regresé su cartera (íntegra, obviamente) la primera reacción del tipo (después de agradecerme) fue ofrecerme dinero en recompensa... yo le dije "No, no lo voy a aceptar... era mi obligación moral devolverte lo que te pertenece". Él insistió pero finalmente después de mi negativa volvió a dar las gracias y se fue contento.

Ahora me pregunto ¿qué acaso ya estamos tan acostumbrados como sociedad a que si regresamos algo extraviado, debe haber recompensa? La verdad el ofrecimiento de dinero siempre es tentador pero ¿no se puede entregar algo y ya?. Considero que es algo difícil en estos tiempos de crisis, ¿ustedes hubieran aceptado? (Y conste que no he mencionado la cantidad, eso es secreto).

En fin, para mí fue algo lógico lo que hice y me siento bien.