Algo común.



Ahí estaban ellos, pendientes el uno del otro, como leyéndose el pensamiento. Parecía como si en aquél instante el mundo no importase, que simplemente existían esos dos seres y nada más.



La casualidad los unió, ninguno recordaba si realmente fueron gustos afines o los conocidos mutuos; quizá un poco de ambos. Lo que sí tenían presente es que ese cruce de caminos hace algunos años fue algo que había cambiado sus vidas, se llegaron a conocer hasta el punto donde dicho verbo, cuando se aplica a personas, deja ver su ineficacia; sin embargo, era suficiente.



Es cierto que a veces tenían sus diferencias, provocados por desplantes en la misma idiosincrasia que los identificaba ante los demás; curiosamente compartían rasgos similares en tonalidades distintas. Ambos eran víctimas de un pequeño déficit de atención, dispersión mental y pensamientos que sólo ellos entendían individualmente. Un par de extraños para la sociedad “normal”.


Quizá lo más importante que tenían en común era su pasado, rara vez hablaban del mismo, sobre todo cuando el tema principal era el amor. Personas que las marcaron, que dejaron aprendizajes en forma de cicatrices emocionales. A veces las recordaban, otras tantas las odiaban, pero nunca las negaban.


A pesar de las similitudes y diferencias, se querían el uno al otro. Se amaban pero era claro entre los dos que simplemente eran amigos. ¿Por qué complicar las cosas? ¿Por qué destruir lo que está bien? – Preguntas que sólo rondaban en  la mente de los dos, sin llegar a sus bocas, preguntas que los acosaban de vez en vez, provocadas por una cuestión inicial… ¿qué pasaría sí?
¡Idioteces!, con eso terminaba el pequeño lapso de incertidumbre y suposición; aunque lo anterior también a veces venía acompañado con salidas ocasionales con terceros, cada quien decía tomar su camino y olvidar por un momento que el otro existía. Soluciones simples pero temporalmente efectivas; la imperfección radicaba en el simple hecho de que siempre se volvían a ver.


Ya lo he mencionado, eran amigos, unidos por aspectos comunes y con aceptación de los que eran contrarios. Ellos lo ignoraban, pero compartían el mismo miedo cuyo rostro era la incertidumbre.
Cuando se miraban a los ojos directamente, sus cuerpos vibraban, las manos temblaban y sus labios sufrían con la búsqueda exhaustiva de palabras que cambiarían la situación; eran instantes de infinita tensión que poco a poco se diluían en el tiempo.


Cobardes recurrían, con pensamiento o acciones, a aquellas personas del pasado; llamadas, mensajes o la simple contemplación de fotografías se convertían en actividades de rutina, aunque ninguno de los dos iba a admitirlo. 


Cada cierto tiempo se veían para tomar un café, compartir risas y echar de menos los viejos tiempos; sus actividades del diario hacían que su convivencia se viera limitada a un par de días al mes. El momento terminaba con un roce de manos y un cruce de miradas con tintes de eternidad.


Hoy es un día de ésos.


Ahí estaban ellos, pendientes el uno del otro, como leyéndose el pensamiento. Parecía como si en aquél instante el mundo no importase, que simplemente existían esos dos seres y nada más.


Pero hoy, ninguno iba a tener el valor de decir lo que realmente sentía.


Otra vez será. Ambos lo piensan así. Definitivamente, coinciden en eso.



   

4 comentarios:

DvD dijo...

Es raro leerte así…
Pero pues si uno no se arriesga no consigue cosas nuevas en la vida ¿Qué no?


Saludos

la jesz dijo...

Aaaah que bárbaro, me hiciste recordar muchas cosas, en algún momento sentí todo eso que describes.

Creo que ya he superado ese sentimiento, bueno eso espero.

Y aaah que gacho se siente estar en esa posicion de querer y no querer.

Saludos =)

Xenomorph dijo...

@DvD - ¿raro? Siempre he escrito historias así... bueno, en ésta nadie se murió (que ya es ganancia).

@la jesz - Me gusta escribir historias simbólicas en el ámbito personal, pero que al mismo tiempo hagan que los lectores se sientan identificados =)

Alicia L. dijo...

Me recordó a mi historia del post 100.

Está lindo. Me gusta cuando escribes así. En la superficie del fondo.