Me he dado cuenta que una de las cosas que más me fascinan en la vida son los reencuentros, tu vida se vuelve a cruzar con la de otra persona de la que no tenías noticias en años.
Ya me han pasado varios (curiosamente muchos son de mi época de la secundaria y este lunes no fue la excepción). Obviamente lo que me pone más feliz es saber que las personas en cuestión están bien y después le sigue el saber lo que ha pasado en sus vidas.
En general los reencuentros que he vivido han sido satisfactorios en el sentido de que no se quedan como un "ah, que milagro verte..." y después de un tiempo todo ya valió cacahuate (aunque sólo uno ha sido "conflictivo" pero pues hablamos de mi drama barato... palabras mayores).
Lo que más me agrada es que estoy en una época de mi vida donde aprecio mucho más este tipo de momentos, que me fascina conocer más y más de la gente que en algún momento de mi vida técnicamente "me daba hueva" conocer de verdad... por una parte observo sus cambios, pero me ayuda a recordar los míos.
Por supuesto, reencontrarse con alguien del pasado no significa que haga de menos los momentos donde me encuentro con gente especial, es simplemente diferente.
Es verdad, Dios no juega a los dados con el universo.