De confesiones nocturnas...



Escribir acerca de ti es difícil, ya han pasado varias semanas desde la última vez que nos vimos y ocurrió eso que en tu cabeza probablemente no tenía (o no tiene) sentido.

Queremos futuros distintos.

Se dice fácil, o al menos yo siempre lo entendí así porque procuro no complicarme las cosas. Siempre comparé nuestros caminos como líneas paralelas, exponiendo la posibilidad de que en algún momento podía existir divergencia. Asentías a mis palabras y yo continuaba.

Pero había algo más.

Claro, el querer cosas distintas a futuras es una idea vaga porque probablemente saliendo de la casa me podía caer un meteorito en la cabeza y muchos de mis planes (al menos los que hubieran requerido algo específico... como que no te cayera un meteorito en la cabeza) hubieran cambiado. No, algo más merodeaba en mi cabeza, en la relación, como una serpiente esperando el momento clave para atacar.

La inseguridad. El miedo. La duda.

Sí, todas esas cosas que dice Yoda que llevan al lado obscuro son verdad.
Te amo, eso no lo puedo negar. Pero tu obsesión con mi pasado era una constante que afectaba lo que yo hacía, no podía equivocarme, mis intentos de adaptarme a tus necesidades parecían no ser suficientes. En contadas ocasiones pregunté si realmente yo era lo que tú necesitabas, afirmabas; pero nuevamente demostrabas lo contrario. Yo no iba a cambiar, sólo a adaptarme y crecer en la relación... eso no te bastaba.

Finalmente me rompí.

No puedo decir que no aprendí, para alguien cuya vida ha estado llena de soledad (el oxímoron, pronto en cines), compartir parte de su espacio, gustos, pensamientos, sueños y secretos no fue algo sencillo. Ese aprendizaje recientemente me ha llevado a la idea de revisar mis emociones, verificar si algo está fallando porque definitivamente existen aspectos de mi persona que necesito cambiar. Creo que le dicen "ir al psicólogo", sí, lo he considerado... to fix myself.
¿Funcionará? No tengo ni puta idea, pero bien me lo decías... no pierdes nada con intentarlo. Lo mismo te digo, porque algo hay en ti que no me dijiste... lo sabes, lo has pensado... pero tienes miedo de afrontarlo.

¿Nos volveremos a ver?

No lo sé, eso ya se descubrirá con el tiempo. Por lo pronto respeto eso que me dijiste, después del rompimiento no quieres saber nada más. Lo respeto.

Perdón por convertirme en "el maldito ex", "ese maldito bastardo", "el cabrón hijoputa"; supongo que alguna vez me tenía que pasar. Nos tocó a nosotros, en esta parte de nuestra vida... y duele, lo sé.

Aprendí mucho contigo, espero que algo de mí se haya quedado en ti.

Hasta pronto A.






3 comentarios:

Klam dijo...

Ay, me hiciste llorar, tonto. Tú sabes por qué. Tú sabes los puntos comunes con el dolor que estoy viviendo y la neta mis respetos, aplausos de pie. Porque se necesitan muchos huevos para venir al blog a escribir esto, para reconocerlo.

Te quiero, besos.

Y no, no eres el maldito ex, ese maldito bastardo o el cabrón hijoputa, sólo estás rotito de tus emociones. Trabaja en eso.

Alexander Strauffon dijo...

Se te entiende. Aun sin conocerte, es el tipo de escritos que vuelven transparente al autor.

Ojala a ti si se te resuelvan las cosas y recobres el camino que te lleve a estar bien.

Anónimo dijo...

Ahora se tu parte, esa parte que a A. Le ha dolido todo este tiempo, espero que el amor deje el orgullo...y así como tu amas a tu manera, no te imaginas lo que provocas en ella. Pda. yo si quiero que se vuelvan a encontrar , aunque no te conozco, mi amiga lo necesita.