Relatos a los muertos.


  
Última parte, espero que les guste.
--------------

Los latidos dentro del pecho de Ismael cambiaron de un ritmo apaciguado a uno acelerado, Isabel no estaba. ¿Cuánto había pasado? ¿Un par de segundos? No importaba, la noche ya se había hecho presente con una oscuridad que envolvía cada centímetro del lugar. Ismael no podía ver más allá de 1 metro.
Una sonrisa nerviosa se dibujó en su rostro, sabía que a Isabel le gustaba bromear y gritó su nombre.

Sin respuesta.

Reclamó que la situación no era graciosa, se preocupaba por Isabel pero ella no contestaba a cada mención de su nombre. El muchacho inspiró como si llenarse de oxígeno le proveyera de fuerza y valor para enfrentarse a lo desconocido. Buscó dentro de su mochila la pequeña linterna que había sido compañera de innumerables regresos hacia su casa después de los “3 silenciosos”; hoy se convertía en su herramienta de búsqueda.

¿Cuál dirección tomar? No lo sabía. Sólo comenzó a caminar cuidando sus pasos, el pasto no era muy abundante pero ciertamente amortiguaba las pisadas de Ismael, él quería hacer el menor ruido posible; no había avanzado más de 10 metros cuando percibió movimiento en unos arbustos cercanos, el miedo recorría sus venas pero sabía que tenía que investigar.

Se acercó poco a poco, si Isabel se había escondido tras esos arbustos entonces él tenía que estar preparado. Por su mente pasaba la idea de convertirse en victimario, asustar a Isabel y enseñarle que él no estaba para ese tipo de bromas. Se abalanzó sobre los arbustos gritando el nombre de su amiga.

-¡Argh!- un grito de dolor se escapó de su boca es Ismael miró directamente a su mano, apuntó la luz para ver lo que había ocurrido.

La mordida de un pequeño animal decoraba el dorso de su mano, con tintes rojos que brotaban en lapsos irregulares. Ismael escuchó nuevamente un ruido, con la linterna encontró la fuente.

-Maldito mapache, me has pegado un susto tremendo y de paso tengo una mordida de regalo- el animal, sin comprender las palabras simplemente huyó.

Ismael no sabía si la situación era para reírse o preocuparse, su amiga seguía sin aparecer mientras la noche crecía ante los ojos del muchacho; caminó un par de metros más, la mano le ardía pero no le importaba, tendría que preocuparse por curarse después.
Finalmente algo lo detuvo, un escalofrío que recorrió su espalda y erizó su cabello, se sentía paralizado. Era obvio que no estaba solo, podía sentir la presencia de algo más… algo que se acercaba a él desde una dirección desconocida.

Un golpe súbito a su rostro lo desconcertó, algo bloqueaba su visión mientras que por sus fosas nasales se colaba un olor fuerte, indistinguible en ese momento. No hubo reacción, su cuerpo inmediatamente se volvió inestable y torpe. La caída de la linterna en el suelo lo confirmaba; la visión se hizo borrosa. No hubo forcejeo, Ismael cayó inconsciente.

Silencio. Sólo existía el silencio.

Ismael comenzó a abrir los ojos esperando que todo hubiera sido un mal sueño.
-Vaya, has despertado. – La voz era demasiado familiar para ser cierta.
-¡Isabel!- finalmente el joven reconoció a su interlocutor.
-¿Estás bien?
-¿Qué ha pasado? Estábamos en la tumba del Sr. Jones, desapareciste… te busqué, me mordió un mapache y luego… - Ismael hablaba más por impulso, no mostraba mucho movimiento.
-Sí, no te preocupes por la herida. Ya la he tratado.
-¡Estaba muy preocupado por ti!- Ismael quiso incorporarse para ir y abrazar a su amiga. No pudo hacerlo.
- ¿Qué demonios?-.

Le había tomado tiempo procesar su situación actual, sus pies y manos estaban ligeramente atados, imperceptible para Ismael cuando recobró la conciencia. Alrededor de él se encontraban varias velas encendidas; él reconoció el lugar donde se hallaba recostado, la tumba del Sr. Jones.

-Lo siento Ismael, déjame explicarte. ¿Recuerdas cuando encontramos el diario del Sr. Jones?

El recuerdo en Ismael se hizo tan vívido como una proyección cinematográfica. Tenían entonces 15 años y ambos hacían una investigación escolar en la biblioteca local. Él daba vueltas por los pasillos cuando su amiga corrió hacia él con un viejo y desgastado libro en las manos. Ella le dijo que quería conservarlo para siempre y él aceptó, burlaron la presunta seguridad del lugar y huyeron con su botín. Desde entonces, el diario del Sr. Jones era la posesión más preciada de ambos.

-Todo este tiempo ha sido una mentira Ismael. El Sr. Jones no existe.
-¿De qué hablas? Estoy sobre su tumba y por razones desconocidas, atado de pies y manos.
-No, me refiero a que la historia dentro de este diario es una mentira. Nada de lo que está escrito es verdad. Ismael… yo inventé todo. –Isabel tomó aire y continuó, el rostro de Ismael quedó perplejo.

-Cuando te conocí habían pasado ya 2 años desde que tu padre te abandonó, me lo dijiste. Me agradó mucho que hayas confiado en mí tan rápido como para contar esa parte de tu vida que, con el tiempo, descubrí que era muy dolorosa para ti. Nunca supe como compensar esa confianza Ismael, nunca. Después comenzamos a venir aquí y descubrimos la tumba del Sr. Jones, pude ver tu miedo y quise ayudarte a desaparecerlo. Conseguí un viejo diario de mi abuelo y le arranqué las entradas que él tenía, las sustituí por otras mucho más interesantes; ya las conoces, las hemos leído infinidad de veces.
Sólo tomé prestado el nombre, o apellido, como quieras verlo. Traté de hacer más encantadora la vida de alguien que nadie recordaba, la idea era que te atrajera más y pudieras superar tu miedo; nunca lo conseguí, hasta el día de hoy.
Creo que es porque todavía no estabas listo. Yo sabía que hoy sería diferente, especial.
Ya sé que te preguntas por qué estás atado y sobre la tumba del Sr. Jones, ¿acaso no lo ves? Es ambientación, la parte más importante de los relatos que tanto amamos.

Relatos a los muertos.

Yo recuerdo muchas cosas que hemos vivido Ismael, recuerdo cuando me dijiste precisamente en una de nuestras aventuras que eras feliz a mi lado, que estabas enamorado de mí. Lamento haber sido tan ruda en mi respuesta, no quería que se arruinara lo que tenemos, tengo miedo a cambiar… pero no pude escapar de ese miedo tanto tiempo como tú lo tuviste al Sr. Jones, finalmente tenía que ocurrir Ismael, finalmente cambié.
Hace unos días todo fue más claro, quería que lo supieras, quería que vieras como algo dentro de mí es distinto. Ya no soy la misma Isabel de antes, tenía que decírtelo de la forma que mejor conocemos.

Relatos a los muertos.

Preparé mis materiales antes de venir, lo difícil fue desaparecer mientras buscabas la frazada, fue mi única oportunidad. Lamento haberte hecho pasar por tantas preocupaciones.
Quiero que todo sea distinto hoy amigo mío, quiero que hoy tú seas el escucha de mi historia.-

Ismael tardó en reaccionar ante las palabras de Isabel, no les hallaba mucho sentido. Estaba pasmado debido a todo lo que su amiga le había confesado, sin embargo,  comenzó a sudar frío. Algo no estaba bien, ¿Isabel quería que él fuera el escucha de su historia? Eso sí que era diferente.
Finalmente cayó en la cuenta de lo que ella hablaba, la hoja afilada del cuchillo en la mano de Isabel revelaba el misterio. Ismael no podía creerlo, quería articular palabras pero sólo quedó en silencio, con la mirada fija en los ojos de Isabel.
Isabel caminó hacia él, despacio. Se acuclilló tras su amigo.

-Todo estará bien Ismael. Hoy es diferente.

Ismael cerró los ojos, se notaba tranquilo mientras la hoja de metal recorría su garganta.

-Hoy es diferente querido Ismael, ya no habrá historias de terror a los muertos. Hoy el amor hace su introducción como tema principal. La historia de esta noche es la nuestra… te amo Ismael. ¿Lo ves? Es cuestión de crear la ambientación perfecta…
Isabel hizo un movimiento rápido con el cuchillo hacia su vientre, giró la hoja y cayó sobre el cuerpo inerte de Ismael… suspiró.

-Relatos a los muertos.
   

    

El Sr. Jones.



 La 2a parte =)
 -----
Junio 30, 1908
Tenía yo entonces 13 años, la edad perfecta para la transición entre la niñez y la adolescencia. Sabía que me enfrentaría a un ataque de hormonas, secreciones grasosas faciales y otros cambios físicos; sin embargo, significaba libertad para no estar atado a mis padres tanto tiempo. No me malentiendas, aún tenía que ayudar a mi padre con las labores de caza y eso se traducía en levantarse temprano… quizá eso fue lo que me salvó la vida.
No diré mucho al respecto, simplemente escuchamos un estallido a varios kilómetros y de pronto el cielo se tornó color rojo. Los gritos de mi madre reflejaban el miedo que corría por su ser. Mi padre la abrazaba pero al mismo tiempo quería salir de la casa para ver lo que había ocurrido.
Yo regresé a ser un niño, me oculté bajo la cama.
La onda de choque derrumbó varias partes de lo que en ese entonces era mi hogar. Mi madre dejó de gritar, mi padre ya no podía consolarla y protegerla. Sobreviví y ellos no.

Marzo 12, 1918
Los cambios de la guerra se hacen presentes, Moscú se convierte en nuestra capital. Yo ya estoy harto de todo; no puedo decir que odio a mi país, por el contrario… lo amo, lo amo tanto que debo abandonarlo porque no me siento lo suficientemente patriota como para pisar sus tierras.
América me espera. Veamos si es cierto lo que dicen.

Abril 09, 1927
Mi vida ha cambiado estos últimos 9 años, me cambié el nombre pero no es suficiente para pasar desapercibido. Mi acento me delata; la gente dice que soy simpático pero creo que ese juicio sale más a relucir cuando tengo unos tragos de vodka encima, soy un escandaloso.
A pesar de mi estancia no he hecho verdaderos amigos, conocidos tal vez, pero nadie cercano al que pueda considerar un camarada. No importa, ser sociable no ha sido lo mío desde que ocurrió lo de mis padres. Los libros son mi mejor compañía, poesía principalmente. Así he mejorado mi inglés.

Septiembre 13, 1942
Decidí alejarme de las grandes ciudades, tengo ahora una pequeña cabaña en el bosque. Nadie me molesta. Creo que soy realmente feliz. Hoy es mi cumpleaños, lo celebraré en soledad… como ha sido siempre.
Un día nublado. Es perfecto. Sonrío.
Con esto descubro que soy pésimo llevando un diario, el tiempo no es mi amigo a pesar de ser testigo de mi reservada vida. Tengo pocos registros de lo que me ha sucedido, quizá mi vida no es tan relevante como yo creo.
Miento. Nunca he creído que lo fuera.
Hay algo extraño en el ambiente, me da escalofríos. Volveré enseguida.

-------

-Me gustan esos fragmentos de su vida, son pocos pero muy sustanciales – era la voz de Isabel la que se escuchaba.
-En realidad me agrada que hayamos encontrado esto en la biblioteca, faltan muchas hojas pero sí… tienes razón. Creo que es lo único que queda del Sr. Jones. – Replicó Ismael.
-Lo que más me intriga es que nadie pude dar muchos detalles al respecto. La lápida tiene esa última fecha, Septiembre 13 de 1942, por ser la última del diario pero nada nos asegura que realmente el señor Jones falleció ese día. De todos los residentes del lugar, él es quien más me llama la atención, su tumba es la más alejada y nadie sabe por qué murió. Simplemente encontraron su cuerpo sin vida, sin marcas visibles del ataque de algún animal o algo por el estilo.
-Bueno, no puedes esperar que los diagnósticos en ese entonces fueran tan acertados como para determinar la causa de muerte- Ismael se sentía orgulloso por lo cuasi preciso de su comentario.
-Tienes razón, pero no puedes decir que la muerte del Sr. Jones no es muy misteriosa.
-Tan misteriosa que nos ha obligado a estar hoy frente a él y comenzar con nuestra historia.
-Cierto, por poco lo olvido y eso que fue mi idea.
-Tonta.
-Estúpido. ¿Comenzamos?
-Pensé que ibas a ser tú la que tomaría la batuta, después de todo frustraste el inicio de mi relato.
-Oh, lo siento ¿herí tus sentimientos? – Isabel sabía hablar sarcásticamente también.
-Calla y comienza.
-¡A la orden capitán!, oh… olvídalo, eres sólo uno más en la tripulación.
-No me digas, Ahab – Ismael frunció el ceño, conocía perfectamente la referencia de su amiga.

Isabel e Ismael se sentaron uno al lado del otro, justo frente a la lápida del Sr. Jones. La miraban fijamente, habían hecho eso muchísimas veces con los demás. Contar historias de terror a los muertos no era algo que el resto de la gente hiciera, por eso lo adoraban; el gusto que los unía.

La temperatura había disminuido, se notaba en las exhalaciones de los jóvenes cuando de sus labios brotaba un ligero vaho; comenzaron a temblar y fue cuando Ismael volteó hacia su mochila para poder sacar una pequeña frazada de la misma.

-Vale, terminemos antes de congelarnos. – dijo Ismael.
Isabel no respondió.
-¿Estás bien Isabel? No me digas que se te ha escapado la inspiración de repente. – Ismael terminó de sacar la frazada y se disponía a cubrir a su amiga.
-¿Isabel?
Isabel había desaparecido.

--------------------------

Hoy fue un poco más corto, mañana espero concluir =)