Del desorden de palabras...


La luz de cuatro focos encendidos ilumina la habitación, creo que son demasiados; el que sean del tipo "ahorrador de energía" carece de sentido, aunque lo peculiar es que uno de ellos emite una luz amarillenta que contrasta con el blanco de los tres restantes.
Separados cada uno por aproximadamente dos metros de distancia, forman un cuadro. Probablemente el arquitecto pensó que así se distribuiría mejor la iluminación, o simplemente pensó que se vería bien. No entiendo realmente de arquitectura.

 Lo anterior es mi pobre intento de comenzar a describir el aspecto de mi sala, después de unos minutos de haberlo redactado miré al techo y contemplé hacia la nada. Quizá sólo buscaba un pretexto para escribir de nada. Ocurre muy seguido, cuando algo me inquieta y no tengo ni la más remota idea de lo que es.

Sé que debo ser paciente, pero los que están muy cerca de mí saben la situación en la que me encuentro, un poco desesperado y esperando un correo electrónico con una respuesta que puede definir mi futuro inmediato. Es horrible estar así, y más cuando le sumas la nostalgia de fin de año. No es la navidad ni el año nuevo, de hecho sólo existe un día en diciembre que podría alterarme... pero no esta vez, simplemente es un momento difícil en el que me hace falta respirar y vivir nuevas cosas.

Han sido 5 meses difíciles, casi medio año. Lágrimas y risas, tristeza y felicidad. Todo mezclado y sin aparente resultado de salida. Para alguien que la mayor parte de su vida se rige por cuestiones lógicas y planeadas... hoy se encuentra con caos a nivel profesional y personal.

Muchos hablan del fin del mundo, yo no creo que ocurra, no quiero que pase. Quiero morir anciano, diciéndole a mis nietos que no sean idiotas como mucha gente con la que me topo casi todos los días.

Hoy no hay orden en mis palabras. Sólo una petición.

2012, acábate. Saliste igual de jodido que los 2 anteriores.

Sigue un año impar, me gustan los impares.